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Una Dulce Ladronzuela (Ladys 2) – A. R. Cid (2021)

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Titulo: Una Dulce Ladronzuela (Ladys 2) – A. R. Cid (2021)
Categoria: Novela Romántica Novelas
Idioma: Español
Páginas:
Calidad Imagen: Excelente
Autores: A. R. Cid
Tipo Archivo: Epub


Londres, siglo XIX
Euan debería ser el hombre más rico de Londres, pero la traición de aquellos que llevan su sangre hace que, cuando era tan solo un niño, saboreara el látigo de los esclavos en sus carnes. Ahora está dispuesto a todo por destruir a su tío y recuperar lo que siempre le ha pertenecido. La reina de los gitanos no pide, no suplica, no se inclina ante nadie. Ella ha seguido a su padre en su venganza, descubriendo en el camino a un hombre que desea y será suyo, aunque el susodicho no parezca muy dispuesto a ceder. El barón descubre en ella a un ser que rompe todas las normas pues, pudiendo ser una dama, disfruta corrompiendo la sociedad a la que él tanto se empeña en regresar. ¡Que dios le ayude o perderá la cabeza por esa hechicera! Miró la luna cansada y se recolocó el sombrerito que hacía equilibrios sobre su cabeza. Ella sabía que el mundo no ardería por su insolencia, también que los cotilleos que corrían por Londres le dolían más de lo que era capaz de reconocer. Se llevó la mano al estómago y retuvo la arcada que ascendió con fuerza. Se giró antes de que Euan se hubiera aproximado demasiado, tomando la palabra con esa fuerza innata que nadie lograría arrebatarle, ni siquiera él. ¿Ha claudicado por mí? escupió furiosa – ¿Ha decidido que puede sacrificarse a que lo vean a mi lado? Se rió sarcástica. Puede que estuviera siendo injusta, mas nunca antes se había sentido rechazada por los suyos y la soledad la aguijoneaba con tanta fuerza que quería caer. Solo su orgullo la mantenía alzada cuando muchos disfrutarían ante el espectáculo. Ella era la reina de los gitanos y nadie la vencería. Perdone mi franqueza, pero hoy no soporto su compañía. La voz de ella salió demasiado aguda. Le dolía la garganta, era como si el mundo mismo la estuviera estrangulando, tan despacio, que era estúpida por no devolver el golpe. ¿Acaso eso debería importarme? preguntó Euan alzando la ceja apenas un milímetro Solo quería decirle que me encantó su misiva. Ninguno de los dos lo creyó, aún se sorprendía por las palabras tan mordaces que había usado, muchas de las cuales reverberaban en la cabeza de él cuando sintió el magnetismo de los ojos verdes de su bruja -. ¿No seguirá intentando seducirme? Es una noche hermosa y yo me siento más cercano a usted que nunca. Ya le dije que no es el momento. Después de tantas semanas deseando unas palabras parecidas ahora eran una burla más del destino que, con crueldad, le estaba arrebatando todo lo que amaba. ¿Debo preocuparme? El barón Altman dio un paso en su dirección y la tomó de la cintura, ella no pudo evitar ese suspiro necesitado de más. Quería soltar el infierno que se había formado en su pecho sin lograrlo, demasiado acostumbrada a no romperse ahora no sabía cómo hacerlo. ¿Cómo regresar ante su pueblo cuando tenía la sensación de no conocerlos, no realmente? Cierto, usted solo se deja llevar por el deber. Ha olvidado sentir, disfrutar, tomar lo que…
Esos labios rojos no le dieron otra opción, no cuando estaban tan inflamados por el llanto que ella nunca reconocería. Euan se convirtió en un depredador, necesitaba esa pasión desbordante que, en los dos, ocultaba una debilidad que en el pasado les había hecho tanto daño. La mordió y retó, jugueteó con su lengua notando que el tiempo se desvanecía, que la playa dejaba de existir. Ambos escaparon de sus pasados, de quiénes eran, escondieron lo que no podían compartir para lanzarse al abismo que el otro significaba. Le dije que no siguiera tentándome. Nunca seré suyo. Sin embargo, el barón Altman lo dijo de tal forma que ella sintió que ya lo había logrado. Notaba el dulzor del deseo todavía en los labios y supo que, aunque las fuerzas le fallaban, la historia de ambos no terminaba en aquella playa.

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